30/1/22

El programa de radio que jamás se emitió

Os quiero contar una cosa que se me terminó pasando por aquí. Es lo que tiene Discord, que al final salen buenas reuniones y algunas cosas se cuentan por allí. Resulta que hace unos meses tuve una boda. Ya sabéis, uno de esos eventos a los que la mitad de la gente no quiere ir y a la otra mitad no la quiere invitar nadie, pero al final terminan coincidiendo en el mismo recinto, no vaya a ser que la sinceridad caiga mal, se enfaden y se dejen de hablar con personas con las que llevaban ya años sin hablarse. Todo un esperpento.

El caso es que a veces, en uno de esos momentos en los socializas para reafirmarte de lo bien que estás metido en tu puta casa, puedes tener la suerte de dar con algún conocido al que podrías llegar a calificar como fenómeno. Un fenómeno es lo más parecido a un amigo de Internet en el mundo 1.0, que a pesar de que nunca será tu amigo, pero tampoco nunca va a molestarte. Es alguien a quien respetas, con el que te ríes mucho y sobre todo, alguien de quien imaginas compartir en la intimidad los mismos hábitos extraños, a pesar de nunca hayáis hablado de ello. El amigo de Internet es aquel que siempre suma, entre otras cosas porque tiene muy complicado restar y sobre todo porque la ecuación de la confianza se balancea en la justa medida para que entre ambos se dé una especie de simbiosis digital. Yo cada vez lo tengo más claro, lo único bueno de la amistad son los amigos de Internet.

Pues al grano que me lío. El caso es que ese fenómeno que hacía mucho tiempo que no veía trabaja en un radio de pueblo. Es un frikazo. Con el tema de la crisis presentó una propuesta al ayuntamiento para aminorar el presupuesto en todo lo posible y convertir los pequeños espacios en los que emitía en un moderno y actual podcast. De esa forma trasladó el estudio a su propia vivienda y así el ayuntamiento pudo redistribuir los antiguos locales desde donde se hacía el programa a su antojo.

Me estuvo enseñando fotos y lo tenía montado de lujo. Con el poco presupuesto que le habían mantenido y una subvención de no sé qué leches de cultura tenía un setup que ya lo quisieran muchos youtubers. Trabajaba más cómodo que nunca, en pijama. Luego ya subía el programa a Ivoox o a Spotify o a cualquier plataforma de esas, rozando picos de audiencia de 100k oyentes en diferido. Algo que os aseguro que no es una cifra nada desdeñable para desde donde trabajaba.

Total, que entre un programa dedicado a la virgen del pueblo y otra entrevista al director de la banda, se le metió en la cabeza hacer lo nunca visto; el primer debate en un medio de comunicación sobre la realidad del COVID-19. Puede que no lo hayáis pensado hasta ahora, pero ni buscando encontraréis uno. Todo esto que estoy contando ahora era lo que él me estaba contando en la boda.

Nosotros como ya he comentado tenemos una buena relación, nos respetamos lo suficiente como para que ninguno haya pisado jamás la casa del otro, pero guardamos la idea de que el otro es una persona lo suficientemente cabal como para dedicarle tiempo. Y así fue como me invitó, tras un buen lingotazo de VAT 69, a formar parte de ese debate. No me invitó a mí, es decir, no invitó a 14.21, invitó a mi yo de la boda, a quien es realmente mi alter ego, a ese ser que observaba a un montón de patanes bailando con el mayor deseo del mundo de estar tirado en su sofá. Es curioso como mi yo de la vida real la mayoría de las veces puede llegar a representar menos mi yo real que este espacio en un perdido rincón de Internet.

Yo le di largas entre risas y las gilipolleces varias que se pueden decir en un evento de este tipo y fue cuando me dijo: "Joder, es que me vendrías genial para defender las vacunas". Confuso en aquel momento, comprendí que aquel fenómeno me tenía como un colaboracionista cabal, cabal eso sí, pero colaboracionista. Ninguna vez jamás habíamos cruzado dos palabras sobre toda la historia del COVID-19, ni tan siquiera formamos parte de esos imbéciles usuarios más preocupados por difundir su vaga opinión a través de estados de WhatsApp. Ni yo conocía su postura ni él la mía. Sin embargo entendió que podría aportarle una defensa interesante a la mentira más grande que hemos vivido jamás. 

Él hablándome de su primera dosis, deseoso como nadie de recibir su segunda, creyendo en la ciencia, como si fuese una nueva religión. Yo sin vacunar. Él por su quinta copa. Yo pidiéndole al camarero Coca-Cola de 20cl. Curioso de cojones, no me digáis que no. Fue justo ahí cuando sí me dieron ganas de participar.

Y así pasaron las semanas, sin más pena que gloria, sin el recuerdo de aquella invitación al podcast, hasta que me sonó el móvil. No sé si vosotros tenéis a día de hoy una extraña sensación cuando os suena el teléfono y no es ningún familiar. Será que me llevo tan mal con el humano medio que encuentro hasta una falta de respeto el hecho de que te llamen sin avisar. El WhatsApp se inventó entre otras cosas para precisamente eso, para avisar. Y lo cogí. Sinterizaré la conversación. La F es de fenómeno.

F: - "Illoooo, ¿qué pasa? No te vas a creer lo que ha pasado al final con el programita."
Yo: - "Cuéntame, ¿qué ha pasado?"
F: - "Pues que cuando lo tenía ya todo cerrado, lo único que tengo que hacer es mandarle la propuesta a la secretaria de la Concejalía de Cultura, que a veces lo que hago es hablar directamente con el concejal que para eso lo conozco."
Yo: - "¿Y qué ha surgido?"
F: - "Pues resulta que me dice que se lo envíe por mail y él siempre me contesta con un "ok" a los quince minutos. Pues no me contestó y al día siguiente me llamó por teléfono diciéndome que si quería mantener la subvención me olvidase del debate del COVID-19."

Imagínense si esto ocurre en el podcast subvencionado de la radio de un pueblo perdido, qué no habrá ocurrido a otros niveles. Sean ustedes capaces de extrapolar.

19/1/22

Estoy en Telegram

Para todos aquellos que consideren que hay algo interesante que mandar. Para todos aquellos que por alguna u otra razón rehusen Discord. Y sobre todo para todos aquellos románticos que siguen mandado mails. Os dejo una opción más.

14.21

10/1/22

He dado negativo en COVID-19

Me pillaba de paso y he querido aprovechar la ocasión para informarte que oficialmente ya no estoy contagiado de COVID-19 e independientemente de que esta nueva realidad se alimente de las mentiras cimentadas con falsas definiciones, tergiversación de lenguaje y test que ofrecen resultados aleatorios, vengo a contarte nuevamente lo único importante que tienes que aprender de toda esta locura.

Me atrevería a decir que después del porno, el COVID-19 es el segundo campo que copa mayor porcentaje en todo Internet. Llevamos más de dos años levantándonos con unos telediarios prostituidos que inician día tras día su estrategia del miedo invocando una bulimia de cifras que a cualquiera con dos dedos de frente le resultaría ya difícil de tragar. Cada vez que quieras profundizar algo sobre este tema deberías empezar a hacerlo con la perspectiva suficiente como ver el puzzle desde lejos y entender el sentido de cada pieza. Para ello voy a ayudarte con un pequeño vídeo antes de que sigas leyendo.

La discusión sobre la existencia o no de un virus que no ha sido aislado no lleva a ningún sitio. A efectos prácticos las razones por las cuales pasar un mal rato son indiferentes cuando realmente lo que queremos es no pasar ese mal rato. Si te has dedicado el suficiente tiempo como para llegar a conocer tu cuerpo sabrás si has cogido COVID-19 sin la necesidad de participar voluntariamente en el circo de los antígenos. El asintomático no existe. Nunca ha existido. Es como toda la vida hemos estado llamando a una persona sana. Piensa al menos que si compras ese discurso no podrás negar que la totalidad de la población sea actualmente asintomática de una nueva enfermedad hasta ahora desconocida.

Si tienes síntomas de una gripe tendrás gripe. Si te conoces lo suficiente como para saber que esos síntomas sobrepasan lo que hasta ahora tú venías conociendo como gripe, lo más probable es que hayas cogido lo que todos llaman COVID-19. Pero no te asustes. No es más que un paso más en el cuadro sintomático, bastante desagradable sí, pero nada que deba preocuparte más que una neumonía común, una salmonella o el concepto global y difuso que todos entendemos cuando escuchamos que alguien ha sufrido un accidente de tráfico. 

En mi caso he sufrido el COVID-19 como una enfermedad intestinal bastante molesta con unas apariciones sintomáticas similares individualmente a lo que todos entendemos por una gripe común, pero sincronizadas bajo un patrón errático y sorpresivo. Lo que quiero decir con esto es que de cien veces que viviese en mi cuerpo este comportamiento y otras cien veces sufriese lo que hasta ahora he vivido como gripes comunes, sabría diferenciar en la totalidad de las ocasiones los diferentes cuadros, no dudando jamás sobre si mi cuerpo está sufriendo lo de siempre o algo que jamás ha vivido, muy a pesar de que las diferencias entre ellas aun no siendo globalmente significativas, sí lo sean a otros niveles de análisis.

De aquí que le dé suma importancia a la capacidad personal que tenga cada uno para conocerse, pues de lo contrario en un país donde la gente es incapaz de distinguir el secreto ibérico de la presa, poco vamos a avanzar si no somos capaces de distinguir una gripe común de otro virus, más o menos parecidos, independientemente de como quiera llamarlo cada uno. 

Sin duda alguna las diferencias entre una gripe común y el COVID-19 son tales que en mi caso no dudaría en firmar volver a pasar una gripe común todas las veces que me tocase pasar el COVID-19. Lo importante es que aun así, habiendo pasado un cuadro sintomático completo de COVID-19, desde la experiencia os puedo seguir diciendo que absolutamente nada justifica la locura en la que estamos sumidos. Algunos de mis queridos lectores me habéis preguntado si ahora a sabiendas me hubiese vacunado, a lo que os vuelvo a decir abiertamente que no, más aun habiendo podido demostrar empíricamente que los mismos síntomas que he venido sufriendo los han pasado conocidos con la pauta actual de vacunación completa.

Sé que la mayor debilidad que tiene el ser humano, más aun que un sistema inmunodeprimido, es una memoria laxa y fácilmente manipulable. La base de esta pandemia no es científica, sino psicológica, a pesar de que solo tres locos le hayamos dedicado tiempo a reflexionar sobre ello.


Si realmente le tienes miedo al COVID-19 empieza por cuidar tu salud mental y tu estado anímico porque estos serán los culpables de que el paso de la enfermedad te deje huella. Mi consejo es que empieces por apagar la televisión. Si en cambio es tu salud física la que hace estragos de hace años, protégete del COVID-19 con la misma habitualidad que te venías protegiendo de una gastroenteritis o de una pulmonía, pero no caigas jamás en el exterminio psicológico que supone vivir como si todo lo desconocido estuviese infectado de ébola.

29/12/21

He dado positivo en COVID-19

Tenía la idea de despedir el año de otra manera, pero la novedad de los acontecimientos han revertido las prioridades. Se podría decir de manera oficial que tengo COVID-19 puesto que he dado positivo en un test de antígenos. Aunque más allá del titular vengo a contarte lo único importante de todo esto.

6/11/21

Netflix, Marta del Castillo y las preguntas sin responder

De igual manera que ocurrió con el Caso Alcàsser, esperaba con muchas ganas la docuserie sobre Marta del Castillo. Como alguien más que le dedicó y de vez en cuando le sigue dedicando bastantes horas a profundizar sobre este caso y tras el doble visionado de los tres capítulos, debo decir que el producto final ha sido más que notable. No obstante, de igual manera que en situaciones similares anteriores parece que existe un interés oculto por no construir la totalidad del relato y sobre todo por no explotar las grandes contradicciones que a día de hoy siguen sin respuesta alguna.

3/11/21

En recuerdo de Marta del Castillo

Esta misma semana Netflix estrenará la docuserie titulada ¿Dónde está Marta?. No me cabe ninguna duda que tras la emisión de la misma el recuerdo de aquel enero de 2009 volverá a resurgir muy posiblemente a nivel mediático con más fuerza que nunca debido a la notoriedad de la plataforma y el refuerzo de las redes sociales. Es por ello, por lo que antes de la emisión del mismo, me gustaría dejar aquel post dedicado al caso donde recogí minuciosamente todo aquello que se llegó a publicar, ordenándolo en tiempo y forma y aportando mi pequeño grano de arena.

23/9/21

Conócete a ti mismo

El otro día en una de esas reuniones que tiene uno donde socializa escuché algo que me llamó demasiado la atención. Tanto fue así que no pude dejarlo pasar y acabé haciendo uno de esos ejercicios de abstracción en los que ya participaron algunos de mis lectores en otra época. Pero para llegar a entender la importancia de la cuestión tengo que comenzar por aquella historia. Seré breve.

Resulta que un amigo de mi familia fue al médico acompañado por un colega. Este amigo responde al perfil de un hombre de más de setenta años, de muy buena vida, acomodado, con afecciones importantes de salud, pero negado a la hora de reprimirse de sus dos pasatiempos sociales más importantes; alcohol y tabaco. Para que os hagáis una idea, su nivel de tolerancia para con el alcohol es tal que resultaría muy complicado verlo borracho. Sin embargo, no sufre de ninguna dependencia. Es alguien completamente normal, muy vivo y con los achaques pertinentes a su edad. Para nada se le podría catalogar de borracho, pero eso sí, es alguien que no se priva en ninguna reunión o evento social, que por otra parte es algo que ocurre semanalmente en su vida. Si come acompañado lo hará con alcohol. Empezará con cervezas, se pasará a los vinos y si la reunión dispone de una agradable sobremesa la terminará tanto con chupitos como con whisky. Y no precisamente con uno de cada.

7/9/21

El universo, el infinito y el Pac-Man

Era un crío. No sé qué año sería ni ganas de comprobarlo. Lo que sí sé es que nos llevaron de excusión del colegio a uno de esos cines IMAX donde las sillas se mueven y la gente de pueblo fácilmente impresionable se pone a gritar como si estuviesen en una feria. Años atrás ya había estado y os aseguro que no por la edad, sino por la calidad de la película, aquello en su momento pareció una nave espacial esquivando laderas y picos. Me esperaba algo similar, no posiblemente tan bueno, pero si algo que me hiciese recordar que realmente ya estuve ahí y que me lo pase genial.

21/8/21

A mí no me gusta viajar

Cuando alguien suele hacer una corta presentación, generalmente en un concurso de la tele, viene a decir siempre lo mismo: "Hola, me llamo Carolina, estudié arquitectura aunque trabajo en un jardín de infancia. Tengo una hermana que es mi vida, a la que le mando un saludito desde aquí y me encanta viajar".- y así con todos.

Veréis, el concepto viajar es difuso y complejo, no está precisamente libre de oquedades y su desarrollo es más que sinuoso. Todos entendemos a cualquier mongolo cuando dice aquello de que le gusta viajar, pero jamás le dedicamos tiempo a profundizar sobre esa afirmación. Te gusta viajar, vale, ya nos hemos enterado todos, eres muy original, tatúate ahora un carpe diem en el tobillo y sácate otro verano de un tupper una sandía llena de arena en Matalascañas. Ahora sí que sí, ya eres única.

Para la gran mayoría viajar lleva implícito un concepto de tiempo y distancia, es decir, que si se desplazan a veinte kilómetros de su casa para conocer un pueblo en el que jamás han estado, a pesar de hacer una noche allí, no lo llamarían precisamente viajar. Podríamos decir que viajar lleva aparejado un par de ideas que van de la mano; irse lejos y varias noches, pero sobre todo viajar al fin y al cabo implica que luego quieran venir a contártelo.

Les llaman trotamundos y todas esas gilipolleces. Son personas que en cuanto pueden se escapan, se marchan, casi sin avisar ni a quienes le ponen la comida por delante, ya que este tipo de personas vive a mesa puesta y mesa quitada. Ellos no lo saben, pero lo único que hacen es buscar fuera de su casas la intimidad que en ella no encuentran. Da la sensación incluso de que huyen, pero lo que no saben es que de quienes huyen es precisamente de ellos mismos.

Si no sabéis todavía identificarlos, seguid leyendo, os lo voy a poner muy sencillo. Ese colega medio imbécil que terminó de confirmar que lo era cuando se escapó tres diítas a Viena. Pues así son todos. El viaje no es más que la excusa para volver a ser el foco de una atención que siempre añoraron. Son personas que aparentan felicidad en una cruzada solitaria ante el mundo. Son los que te cuentan que están entrando en un cine, los que te enseñan el escaparate de la tienda antes de entrar a comprar, los que cruzan un maravilloso puente mirando a la pantalla antes que a las bellas orillas de algún riachuelo. Y sobre todo son, sin duda alguna, los que se emiten en directo grabándose ellos mismos bailando en un concierto, como si él fuese la estrella en el escenario.

Más allá de estos imbéciles, no me gusta viajar. Pocas cosas necesito fuera de mi casa que me hagan salir corriendo cada vez que engancho un fin de semana como si la existencia dependiese de ver si el vecino tiene el césped más verde que el mío. La globalización ha matado el turismo. Y eso solo lo hemos visto cuatro profetas. Europa es un juego caótico, una especie de cuadro que ha perdido su nitidez a la vez que los colores se han ido homogeneizando. Es un cercado de ovejas balando asustadizas con miedo a meter la pata en público con comentarios que todos decimos en privado. Europa es una puta mentira promocionada donde en cada calle principal te encuentras dos Starbucks, un Dunkin Coffe, un Burger King y las mismas cadenas de comida rápida que hay debajo de tu casa.

El turbocapitalismo ha repartido la miseria a la misma velocidad que los souvenirs. Ahora puedes comprar una Torre Eiffel en un bazar chino en Arganda del Rey. Hasta en el metro de Noviciado está el mismo rumano tocando el acordeón que en Pont Neuf. Si me apuras hasta pueden que sincronicen sus melodías a través de un smartphone. Es lo que tiene la tecnología, que siempre funciona a la hora de expandir lo ridículo. Nadie necesita ya ir a Birmania para comprar un rubí y los camellos tienen mejor olor en cualquier zoo que en Gran Canaria. El salmorejo en Córdoba es una mentira de la que nadie se atreve a hablar y la Alhambra es un lote de andar muy tonto. Philip J. Fry dijo en Futurama que no había necesidad de salir a la calle porque tenía una televisión con mejor definición que la vida real. Lo que muy pocos saben es que ese momento ya ha llegado.


En más de un 85% de ocasiones el turismo común no cubre las expectativas, pero es algo que nadie te va a reconocer después de gastarse 2600€ en un crucero por el Mediterráneo. Es como el que se vacuna de COVID-19 y a los dos meses empieza a dudar de la gran mentira. No van a venir a decirte que se arrepienten, porque sería reconocer en voz alta que fueron imbéciles. De lo contrario lo que sí harán será presionarte para que cometas el mismo error que ellos. Por eso la gente recomienda el viaje que ha hecho, porque jamás quedó satisfecho. La gente de bien no gasta ni un segundo en contarle a nadie dónde ha estado. De hecho la gente de bien, en círculos cercanos, solo cuenta los grandes fracasos.

Así que lo único que vengo a decirte es que si a ti te gusta viajar, lo que es viajar en sí, si te gusta demasiado hacer una maleta, coger un avión y hacer colas, es porque vives en una casa de mierda de la que necesitas escapar, resultado de haber sido incapaz de construirte un pequeño rincón de dignidad en este mundo. Pero si además de todo esto, si además de creerte Willy Fog le dedicas más tiempo a hacerlo ver que a verlo, es que además de lo anterior eres tremendamente gilipollas. Lo siento pero alguien tenía que venir a decírtelo.

Si leyendo estas líneas y te has dado cuenta de lo insufrible que has venido siendo durante todos estos años te dejaré un par de consejos:

Si viajas solo no pasa nada. Cualquiera con dos dedos de frente sabe que eres homosexual. La gente que viaja sola siempre es homosexual, es una verdad universal. Además este perfil nunca te cuenta la realidad del viaje, por lo tanto tampoco son tan molestos. Así que el primer consejo que te dejo sin pedírmelo es el siguiente; no hay nada de malo en lo que haces. Así que agarra a tu madre castradora por la pechera y dile que has dejado de ser maricón para empezar a ser homosexual. Y de paso hazle saber que tiene razones para sentirse culpable ya que su hijo se crió carente de de toda lustre de feminidad maternal el mismo día que engordó tanto que se le metieron los coditos para adentro.

Si en cambio eres de los que aprovecha cualquier situación social de entre tres o más personas para hablar únicamente con uno de la reunión de lo que vais a hacer en Copenhague la próxima escapadita de tres días con el único interés de que el resto os escuche, sigue así. Es más, educa a tus hijos cuando te toque tenerlos así. Enséñales que lo más importante es abrirse a la era de la extimidad y así cuando ingresen a tu padre en el hospital que todo su público pueda ver como un nieto graba en directo la muerte de su abuelo para todos sus seguidores mientras se marca un bailecito para TikTok.

Se nos está quedando una sociedad preciosa. 

16/8/21

Se busca demonólogo

Interesa conocer experto en demonología. También nos vale si en realidad no es tan experto. Somos serios. Pagamos bien. De hecho se le gratificará con mi presencia. 

Razón aquí.

10/8/21

Microconspiraciones o cómo cimentar la pirámide

Sé que he perdido cierta regularidad a la hora de escribir sobre escabrosos temas que siempre levantan en demasía el interés de mis queridos lectores. Así que hoy toca sincerarme. Realmente, esta expresión es una gilipollez. Yo siempre he escrito desde la sinceridad, pero también es cierto que cuando inicias unas líneas de esta manera la gente tiende a focalizar su atención como si fueses a contar algún secreto morboso. Lo que quiero decir es que hoy voy a abrirme más de lo habitual para contaros las razones que me han llevado a este punto.

8/8/21

Cáncer de alma

Desde siempre me he preguntado porqué los blogs sobre conspiraciones están diseñados con tan poco cariño. Todos parecen un edificio en ruinas, un polígono sin encanto alguno. Detalles estos que más allá del contenido de quien habla realmente es de su autor. A fin de cuentas, independientemente de que te guste o te deje de gustar, la práctica totalidad de todos son un auténtico desorden. No hay forma humana de llevar una lógica continuada de lo que alguien haya ido publicando ahí. Al final es como intentar seguirle la conversación a un loco. Y aunque el loco vaya gritando verdades como puños, su cara de loco, su ropa de loco y su olor a loco, hará que nadie quiera prestar atención a lo que dice.

Esto siempre me recordó a aquellos testimonios de avistamientos alienígenas en la radio donde llamaba un parroquiano cualquiera para hacerse creer y lo primero que soltaba era aquello de enhorabuena por el programa. No sé a vosotros, pero si a mí me hubiese chupado una luz de los cielos y dos bichos desconocidos me hicieran una PCR anal lo último que haría sería iniciar mi aventura dándole la enhorabuena a alguien en antena. Si te pones a pensarlo habría que ver quién fue el primero que llamó a la radio y dio la enhorabuena por un programa. Nunca hubiese imaginado la legión de imbéciles que creó.

Internet es así, es justamente como la vida, un nido de gilipollas pegándole golpes a un teclado escondidos detrás de un monitor con el mentón bastante más alto que sus cuentas corrientes. Antes era una inagotable fuente de entretenimiento y ahora es ego, envidia y monetización. Aunque hoy no vengo a hablarte de esto. Vengo a hablarte de otra cosa.

Estoy seguro de que no le has dedicado ni un minuto a esto que voy a contarte. Lo estoy entre otras cosas porque muy bien no hay que estar de la cabeza para ponerte a pensar en ello. El caso es que he sacado una relación directa entre un patrón de comportamiento y un tipo de personalidad a largo plazo. Es como una nueva regla matemática que deberías aplicar desde ya en tu día a día para comprender mejor el mundo en el que vives.

Verás, España es un país donde el deporte mayoritario, el deporte rey, siempre ha sido y siempre será el fútbol. Puede que me estés leyendo con tus dieciséis años y tengas la sensación de que el Decathlon siempre estuvo con nosotros, pero hubo un tiempo en el que en España solamente existía ropa común para jugar al fútbol. Es decir, todo tipo de chándal o calzona estaba diseñada para ser compatible con sacar al perro, limpiar el coche, bajar la basura y jugar al fútbol. Daba igual donde la comprases. Ahora podéis jugar al balonmano sin parecer maricones y no porque sea un deporte pensado para hombres, sino porque el umbral de lo afeminado a traspasado tales límites que dentro de pocos años hacer gimnasia rítmica será cosa de la nueva masculinidad. Así que queridas lectoras heteronormativas, os doy un consejo; un hombre de bien siempre será arrítmico. Si prefieres juntarte con alguien que baile bachata luego no me vengas con lloros.

El caso, que al final me desvío, es que existe una relación más que directa entre todo aquel ser humano que practicó otro deporte porque era malo en el fútbol. Yo a estos seres los llamo los "rebotados del fútbol", de igual manera que los que van de literatos son en el fondo "rebotados de las matemáticas", gente que abrazó la rima asonante y el hipérbaton con mucha fuerza para no hundirse en su propia estupidez cuando no fueron capaces de entender las primeras ecuaciones.

El flipado del baloncesto, que lo es porque se cansó de ser el último elegido para formar equipos de fútbol en el patio del recreo, es el mismo que dice aquello de que odia las matemáticas, no que no las entienda y a su vez te suelta alguna gilipollez pseudosensible sobre el primer gilipollas que se le venga a la mente, como Pablo Neruda. Los rebotados, más allá incluso que los gordos acomplejados, son los seres más peligrosos de este planeta. Y os cuento porqué.

Veréis, lo más peligroso que hay en esta vida, además de un tonto con título, es una persona llena de complejos. El complejo tiene cuatro elementos de importancia a los que tiende a ir unido, como si una cadena helicoidal de ADN se tratase. El complejo se arrastra, se proyecta, te consume y sobre todo, genera envidia. Citosina, guanina, adenina y timina. A esto es lo que yo llamo cáncer de alma. El peor de todos, sin duda, porque nunca te termina de llevar al otro barrio, pero a su vez tampoco te deja vivir.

Así que mi consejo del día es este; manteneos prevenidos siempre que conozcáis a alguien que de primeras os hable mal del fútbol o de las matemáticas, de segundas se crea un negro de la NBA, os diga que el auténtico señorío está en el rugby, o no se sienta ridículo con un gorrito de waterpolista, y de terceras gaste más tiempo en contarle a la gente lo que lee que en entender realmente lo que está leyendo. Aunque no toda la totalidad de A sea B, si sois observadores comprenderéis que todo B siempre es A.

16/7/21

El Estado de Excepción del que ya te hablé hace más de un año

Fragmento recogido del post LA ÚNICA VERDAD DEL CORONAVIRUS QUE NO VAS A CONOCER publicado el 02/05/2020.


ESTADO DE EXCEPCIÓN

Lo normal durante estas semanas ha sido abrir un debate de poca relevancia jurídica donde existían dos posiciones, una primera que reconocía la situación actual como un estado de alarma y otra enfrentada que entendía que el escenario sobrepasaba a un estado de excepción. Realmente todas las voces relevantes eran inocuas porque ninguna aportada razón alguna. La diferencia entre un estado y otro es que en la excepción se pueden suspender derechos fundamentales que un estado de alarma no permitiría, además podrían limitar también otros distintos.

La primera diferencia puede parecer residual pero no lo es. Una cosa es limitar y otra bien distinta es suspender. Mi postura con respecto a la libertad ambulatoria es que ha sido limitada y no suspendida. No obstante conozco la opinión de otras personas, para mí reconocidos expertos, que piensan diferente y señalaban ya la suspensión de este derecho desde el primer día del confinamiento. Aun así, ambas posturas aceptan un interesante debate, posiblemente demasiado técnico y aburrido para algunos, pero muy enriquecedor para otros tantos. Digamos que este intercambio de opiniones abrió un interrogante que solamente podría ser contestado con el tiempo, cuando nuevamente el Gobierno o alguna autoridad que use como engranaje de poder, terminase tropezando en el siguiente paso. Lo divertido es que ya ha pasado.

La ley tiene una lectura bidireccional, en un sentido muy básico podría explicarse diciendo que si está prohibido matar, estaría permitido vivir, independientemente de las excepciones. Esto no deja de ser un ejemplo de perogrullo pero muy válido. El artículo 7 del Real Decreto recoge la Limitación de la Libertad de Circulación de las Personas:

"1. Durante la vigencia del estado de alarma las personas únicamente podrán circular por las vías de uso público para la realización de las siguientes actividades: 

a) Adquisición de alimentos, productos farmacéuticos y de primera necesidad. 
b) Asistencia a centros, servicios y establecimientos sanitarios. 
c) Desplazamiento al lugar de trabajo para efectuar su prestación laboral, profesional o empresarial. 
d) Retorno al lugar de residencia habitual. 
e) Asistencia y cuidado a mayores, menores, dependientes, personas con discapacidad o personas especialmente vulnerables.
f) Desplazamiento a entidades financieras y de seguros. 
g) Por causa de fuerza mayor o situación de necesidad. 
h) Cualquier otra actividad de análoga naturaleza que habrá de hacerse individualmente, salvo que se acompañe a personas con discapacidad o por otra causa justificada. 

2. Igualmente, se permitirá la circulación de vehículos particulares por las vías de uso público para la realización de las actividades referidas en el apartado anterior o para el repostaje en gasolineras o estaciones de servicio. 

3. En todo caso, en cualquier desplazamiento deberán respetarse las recomendaciones y obligaciones dictadas por las autoridades sanitarias. 

4. El Ministro del Interior podrá acordar el cierre a la circulación de carreteras o tramos de ellas por razones de salud pública, seguridad o fluidez del tráfico o la restricción en ellas del acceso de determinados vehículos por los mismos motivos. 

Cuando las medidas a las que se refieren los párrafos anteriores se adopten de oficio se informará previamente a las administraciones autonómicas que ejercen competencias de ejecución de la legislación del Estado en materia de tráfico, circulación de vehículos y seguridad vial. 

Las autoridades estatales, autonómicas y locales competentes en materia de tráfico, circulación de vehículos y seguridad vial garantizarán la divulgación entre la población de las medidas que puedan afectar al tráfico rodado."

Como podréis comprobar el listado de actividades recogidas encarnan generalmente la acción de un adulto, o al menos de alguien mayor de catorce años para poder realizar ciertas actividades como salir a comprar, sin la necesidad imperiosa de ir acompañado de un mayor de edad responsable. Esto, al impedir el libre ejercicio del ocio, destroza las salidas de los menores, pero a mí parecer no suspendería el derecho solamente vendría a limitarlo, incluso aunque fuese de una manera asfixiante. El ejemplo más claro sería el de un padre soltero que tuviese que realizar algunas de las actividades permitidas debido a no poder dejar a su hijo menor al cuidado de nadie, no le quedaría otra que ir acompañado del mismo. Esta situación en una suspensión total no podría darse, ni por parte del adulto ni por parte del menor. No obstante, esta es mi opinión, que como ya os he dicho conozco otras diferentes. El problema ocurre cuando el Gobierno ofrece el siguiente comunicado.


La inutilidad del Ejecutivo ha vendido a través de los medios de comunicación las últimas medidas como una ampliación de libertades de circulación, cuando realmente debería haberlo señalado como una ampliación de las actividades reguladas en el Estado de Alarma. Sin embargo cuando escuchas realmente las palabras de los políticos y no de la prensa, el lenguaje y las expresiones que utilizan son de un significado tan difuso que te das cuenta de que realmente tontos no son. Atentos a la cantidad de veces que Pedro Sánchez utiliza la expresión "aliviar".


El Estado de Alarma no puede ni limitar ni suspender el artículo 21 de nuestra Constitución Española, el mismo que recoge el derecho de reunión, de ahí que resulte complicado entender el funambulismo argumental de la siguiente situación.


Ahora es cuando toda duda se disipa y en relación al debate inicial con el que comencé esta entrada, os puedo asegurar que el consenso sí que es firme. No hay excusa posible que pudiese limitar el derecho de reunión y manifestación de un colectivo que decidiese juntarse respetando todas las medidas aprobadas por el mismo equipo técnico del Gobierno para apoyar una iniciativa de protesta.


Si cualquier grupo parlamentario hubiese llevado esta iniciativa a cabo hace algo más de un mes la postura jurídica del Gobierno se hubiese caído con todo el equipo por sí misma. Ahora sí que estaríamos hablando con argumentos de un Estado de Excepción. Que alguien denuncie que el Tribunal Constitucional contestará tan solo dentro de muchos años. Y lo llaman democracia.

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Ahora en todos los medios tenéis a cien mil imbéciles hablando del tema con el respaldo que ofrece el propio pronunciamiento del Tribunal Constitucional. Hablar ahora es fácil. De hecho es tan fácil que no es necesario ni tan siquiera tener ni idea de lo que estás hablando, ya que te vale con posicionarte tanto con el TC, la oposición, o con el Gobierno y no parar de repetir los mismos argumentos de unos y de otros para únicamente adoptar con ello una posición política. Lo difícil era verlo venir, construirlo en tu cabeza y publicarlo hace más de un año, cuando abría el correo todas las mañanas y recibía un sin fin de insultos de ilustrados señalándome lo perdido que estaba.

Internet es maravilloso.

13/5/21

Generalmente no suelo leer novelas

Y digo generalmente porque para hacerme entender en primer lugar tendría que enseñaros qué es realmente una novela. Aunque os pueda parecer una soberana tontería la gente no sabe diferenciar una novela de otra cosa, al igual que la gran mayoría no sabrían distinguir un libro de un ladrillo. Una novela no es más que una obra literaria de una supuesta extensión unida por lo general a la ficción. La ficción es a su vez es una mentira, una invención, un fingimiento. Así es como leer novelas no es más que leer mentiras, a fin de cuentas leer novelas sería algo equiparable a perder el tiempo.

Siempre he pensado que los amantes de las novelas son personas con una vida muy insignificante, personas que poseen una facilidad tremenda para ser sorprendidos. Los mismos que fliparon con la Gioconda, o los que se creen que una merienda sabe mejor por pagarla en el Café Gijón rodeado de perdedores. Si hay algo peor que la gente que lee novelas es la gente que no para de hacer saber al resto que las lee. Es lo más parecido a mostrar tus vergüenzas.

Veréis, os voy a contar un secreto que muy poca gente conoce. Aunque te cueste creerlo, a todos los libros les sobran cien páginas, independientemente de las que tengan. A todos. Es algo que muy pocos sabemos. Si alguna vez te has leído una historia maravillosa, siempre y cuando tengas el suficiente criterio como para valorarla, quiero que sepas que no te has leído una novela. Toda buena historia es real. Siempre ha sido así. Si la venden como novela en sencillamente porque nadie querría exponerse a hacer público aquello que de alguna manera u otra han vivido. La ficción siempre viene descafeinada. La realidad es como un puñetazo en el estómago que te deja sin respiración y que sin saber porqué el propio alivio te termina provocando una durísima erección.

Os voy a contar una historia, real como siempre, que os hará entender está manera de estructurar la literatura. Cuando se produce una desaparición mediática, durante la investigación, la búsqueda del cadáver, o los largos días intentando aglutinar el mayor número de pruebas, generalmente suele aparecer siempre la figura de una vidente. La vidente siempre aparece cuando tiene que aparecer, entre el cénit del share matinal que se pelean las principales cadenas de televisión. Pocas veces se filtra, más que nada porque sería imposible hacerle entender al vulgo que toda una élite de la investigación está en manos de la Bruja Lola. Aunque os pueda parecer una locura, a la vidente siempre se le escucha. Siempre.

Si la historia te la dejase de contar en este punto, seguramente más de la mitad de los lectores pensasen en la absurdez de gastar tiempo y prestigio en dedicarle tiempo a una bruja o a una médium, que muy posiblemente lo único que quiere es su momento de gloria antes de terminar apulgarándose en el cajón más infecto de una vida de olvidos. Sin embargo, estoy seguro de que muy pocos pensarían que esa bruja no fuese más que alguien contratada para soltar la información que a otros les hubiese supuesto una confesión, un gran problema y posiblemente hasta una condena.

A veces es así como una médium dice justo lo necesario para seguir adelante con la investigación. Es la que triangula una posición en mitad de un trance, la que señala que ve un pozo al lado de una hacienda y un cartel que pone N-32, o la que es capaz de asegurarte como lugar de enterramiento el árbol número veintiuno en la finca Majaloba para al llegar comprobar que estaban plantados en filas y columnas de dieciocho. Una médium a veces no es más que el "basado en hechos reales" de algunas películas. Unos entenderán que todo lo van a ver es mentira. Otros entendemos que van a soltar las pistas necesarias sin incriminar a nadie. Eso es precisamente lo que le pasa siempre a una buena historia real cuando la hacen pasar por novela, que no quiere incriminar a nadie.

La médium no es más que la excusa, una herramienta, es el cura saltándose el secreto de confesión, es el niño de siete años que dice que lo vio, es el taxista año y medio después, es la prostituta toxicómana que lo reconoció, el enfermo de cáncer que ahora sí quiere hablar. Cuando tengáis un libro delante, lo primero que tenéis que aprender es a diferenciar si es realmente una novela, o una novela. Y sobre todo, sea como fuere, no contar nunca que la habéis leído.

13/3/21

Sé que a primeras te parecerá una tontería lo que vengo a proponerte

No hay nada mejor para entender la realidad que la perspectiva. La perspectiva es el lazarillo de todo aquel que sabe que no está viendo las cosas bien, aunque ni tan siquiera se atreva a decirlo en voz alta por lo que pueda pasar. La perspectiva es algo de lo que no goza mucha gente por que requiere dos requisitos fundamentales que son complicados de cumplir. Y yo os lo contaré de manera muy breve.

El primero de ellos es la ubicación. La perspectiva, al menos la correcta, no existe si no sabes dónde te encuentras. Sin ella estás ciego en el espacio. Hay gente que no la tiene, de hecho hay gente que nunca la tuvo. Es algo parecido a esos psicotécnicos en los que hay que darle vueltas en tu imaginación a una figura para elegir entre la opción correcta según se configuren sus caras. Es lo mismo, con la diferencia de que a lo que tienes que darle vueltas es a la vida.

El segundo de estos requisitos es el tiempo. Darle vueltas a las cosas requiere de tiempo. No es algo a lo que puedas dedicarte solo por la única razón de querer saber a dónde te va a llevar. Darle vueltas a las cosas, ya sea a una figura llena de caras o a una realidad alterada que te quieren modificar, es algo en lo que se debe invertir tiempo. Y no precisamente poco.

Ahora, ya mejor ubicados y con el tiempo suficiente como para querer gastarlo otra vez en lo mismo, te recomiendo que le dediques diariamente una nueva lectura a cada actualización del único post que te vino a contar la historia del COVID-19 como si todos los días te hubieses podido tomar una Coca-Cola con un amigo de Internet.

LA ÚNICA VERDAD DEL CORONAVIRUS QUE NO VAS A CONOCER

Hoy, que hace precisamente un año del Estado de Alarma, te invito a que le des una vuelta a todo de nuevo. 

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