10/1/22

He dado negativo en COVID-19

Me pillaba de paso y he querido aprovechar la ocasión para informarte que oficialmente ya no estoy contagiado de COVID-19 e independientemente de que esta nueva realidad se alimente de las mentiras cimentadas con falsas definiciones, tergiversación de lenguaje y test que ofrecen resultados aleatorios, vengo a contarte nuevamente lo único importante que tienes que aprender de toda esta locura.

Me atrevería a decir que después del porno, el COVID-19 es el segundo campo que copa mayor porcentaje en todo Internet. Llevamos más de dos años levantándonos con unos telediarios prostituidos que inician día tras día su estrategia del miedo invocando una bulimia de cifras que a cualquiera con dos dedos de frente le resultaría ya difícil de tragar. Cada vez que quieras profundizar algo sobre este tema deberías empezar a hacerlo con la perspectiva suficiente como ver el puzzle desde lejos y entender el sentido de cada pieza. Para ello voy a ayudarte con un pequeño vídeo antes de que sigas leyendo.

La discusión sobre la existencia o no de un virus que no ha sido aislado no lleva a ningún sitio. A efectos prácticos las razones por las cuales pasar un mal rato son indiferentes cuando realmente lo que queremos es no pasar ese mal rato. Si te has dedicado el suficiente tiempo como para llegar a conocer tu cuerpo sabrás si has cogido COVID-19 sin la necesidad de participar voluntariamente en el circo de los antígenos. El asintomático no existe. Nunca ha existido. Es como toda la vida hemos estado llamando a una persona sana. Piensa al menos que si compras ese discurso no podrás negar que la totalidad de la población sea actualmente asintomática de una nueva enfermedad hasta ahora desconocida.

Si tienes síntomas de una gripe tendrás gripe. Si te conoces lo suficiente como para saber que esos síntomas sobrepasan lo que hasta ahora tú venías conociendo como gripe, lo más probable es que hayas cogido lo que todos llaman COVID-19. Pero no te asustes. No es más que un paso más en el cuadro sintomático, bastante desagradable sí, pero nada que deba preocuparte más que una neumonía común, una salmonella o el concepto global y difuso que todos entendemos cuando escuchamos que alguien ha sufrido un accidente de tráfico. 

En mi caso he sufrido el COVID-19 como una enfermedad intestinal bastante molesta con unas apariciones sintomáticas similares individualmente a lo que todos entendemos por una gripe común, pero sincronizadas bajo un patrón errático y sorpresivo. Lo que quiero decir con esto es que de cien veces que viviese en mi cuerpo este comportamiento y otras cien veces sufriese lo que hasta ahora he vivido como gripes comunes, sabría diferenciar en la totalidad de las ocasiones los diferentes cuadros, no dudando jamás sobre si mi cuerpo está sufriendo lo de siempre o algo que jamás ha vivido, muy a pesar de que las diferencias entre ellas aun no siendo globalmente significativas, sí lo sean a otros niveles de análisis.

De aquí que le dé suma importancia a la capacidad personal que tenga cada uno para conocerse, pues de lo contrario en un país donde la gente es incapaz de distinguir el secreto ibérico de la presa, poco vamos a avanzar si no somos capaces de distinguir una gripe común de otro virus, más o menos parecidos, independientemente de como quiera llamarlo cada uno. 

Sin duda alguna las diferencias entre una gripe común y el COVID-19 son tales que en mi caso no dudaría en firmar volver a pasar una gripe común todas las veces que me tocase pasar el COVID-19. Lo importante es que aun así, habiendo pasado un cuadro sintomático completo de COVID-19, desde la experiencia os puedo seguir diciendo que absolutamente nada justifica la locura en la que estamos sumidos. Algunos de mis queridos lectores me habéis preguntado si ahora a sabiendas me hubiese vacunado, a lo que os vuelvo a decir abiertamente que no, más aun habiendo podido demostrar empíricamente que los mismos síntomas que he venido sufriendo los han pasado conocidos con la pauta actual de vacunación completa.

Sé que la mayor debilidad que tiene el ser humano, más aun que un sistema inmunodeprimido, es una memoria laxa y fácilmente manipulable. La base de esta pandemia no es científica, sino psicológica, a pesar de que solo tres locos le hayamos dedicado tiempo a reflexionar sobre ello.


Si realmente le tienes miedo al COVID-19 empieza por cuidar tu salud mental y tu estado anímico porque estos serán los culpables de que el paso de la enfermedad te deje huella. Mi consejo es que empieces por apagar la televisión. Si en cambio es tu salud física la que hace estragos de hace años, protégete del COVID-19 con la misma habitualidad que te venías protegiendo de una gastroenteritis o de una pulmonía, pero no caigas jamás en el exterminio psicológico que supone vivir como si todo lo desconocido estuviese infectado de ébola.
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