4/4/22

Bill Gates, SCoPEX y los conspiranoicos de siempre

Cada vez resulta más curioso como el tema conspiranoico empieza a estar más ligado a la verdad que las propias versiones oficiales. De seguir así, con el paso del tiempo y de los nuevos hábitos, la RAE debería añadirle una nueva acepción. La única distancia entre la conspiración y la verdad son los años.

Antes de que nadie se atreviese a levantar la voz ya os conté aquí la realidad de todo el circo que habían montado en Ucrania. Os conté el papel que jugaba en todo esto Hunter Biden, el hijo del actual presidente de USA, a la misma vez que todos los chequeadores de la verdad lo venían desmintiendo.


A su vez, más allá de toda la historia del impeachment a Trump, hace dos años ya os adelanté las verdades de Hunter Biden aprovechando un análisis sobre la inexistencia de procesos democráticos en las elecciones en USA.


Y ya por terminar esta triada conspiranoica, os dejé un exhaustivo análisis de actualidad y prospección construido día a día durante toda la gran crisis del coronavirus.


Como querido lector que eres no dudo de tu capacidad de análisis y sé de buena mano que tú también sabes que todos los Newtrals y compañía se han dedicado concienzudamente a alimentar todas estas verdades oficiales, muy a pesar de la cantidad infinita de contradicciones que albergan. No obstante, hace poco hemos visto como las costuras del sistema no han sido capaces de aguantar tremenda patraña.

Hace exactamente dos años los que veníamos hablando de la realidad oculta de Hunter Biden no éramos más que unos imbéciles de gorrito de papel de plata. Todo eran fakes, todo eran mentiras y todo era una conspiración construida por bots rusos. Para ellos por no existir no existía nada, adalides de las libertades, los derechos de las mujeres y la infancia libre. Ni interés en indagar sobre todo aquello que sonase a pedofilia. Como si no existiese. Como si fuese normal gastarse 60,000$ en hotdogs transportados precisamente en avión. Ni hablar del Pizzagate. Eso también era mentira. Además, los míos no hacen eso, dirían descontrolados, como si los vicios más salvajes y ocultos entendiesen de ideologías. Para ellos todo era propaganda de Donald Trump.



Y así, vimos como Biden ganó unas elecciones bajo la gran sombra de la sospecha, vimos que Ucrania parecía no tener armas biológicas hasta que Rusia se hizo con ellas y vimos que las vacunas del COVID-19 no ofrecían resultados positivos frente a la inmunización. Pero daba igual. Quién iba a pararse a hacer una retrospectiva periodística de suma influencia como para concienciar. Nadie.






Lo bueno de todo esto es que esta semana he llegado a la conclusión de que el conspiranoico lo deja de ser cuando lo dice precisamente un medio que alimentaba la falsa verdad oficial. Resulta que ahora sí, periodistas de renombre internacional reconocen la cara oculta de Hunter Biden bajo unas pruebas que venían siendo prácticamente semipúblicas desde hace justamente dos años. Pero ojo, que hace dos años éramos unos imbéciles, ahora imagino que lo seguiremos siendo, pero al menos ya por otras cosas, que muy posiblemente se vuelvan desmentir dentro de otros dos años.




Así que bajo esta construcción teórica del antes no pero ahora sí, me quiero tirar a la piscina con algo que no he leído por ningún sitio de relevancia. Como ya sabéis a veces y normalmente por falta de tiempo, suelo tener la paciencia de dejar unos días pasar ante un tema que a mi parecer es una obviedad. El cambio me viene con el paso de esos días, cuando veo que ningún periodista de relevancia es capaz de señalarlo, ni tan siquiera de insinuarlo. No sé si por cobardía o por falta de análisis, el periodismo o no sabe verlo o no quiere verlo. Incluso a pesar de que no tengas buenas, especular es gratis. O al menos debería serlo.


A mediados del mes de marzo España se levanto bajo una bruma de tal espesor que bien se llegaba a notar hasta en la boca. Los medios hablaban de una tormenta de arena africana. La borrasca Celia había empujado los vientos del Sáhara sobre el sur de Europa.


Los que vivimos en el sur de España hemos venido estando acostumbrados cada cierto tiempo al siroco. El siroco es un viento que viene desde el desierto del Sáhara como un huracán y arrastra las dunas que se encuentra a su paso. En Google tenías cientos de imágenes satélites muy representativas. Lo que tengo muy claro, tras vivir algún que otro siroco huracanado, es que jamás hasta ahora un viento africano había dejado España cubierta de barro. Tanto es así que no se recuerda desde el observatorio de Almería ningún episodio de este tipo en la historia del centro astronómico. Asombroso al menos. Lo llamativo es que ningún medio habló de siroco.






Os podría linkear el informe de AEMET y el resto de tantos que advertían de los peligros de esta novedosa nube que traía a la península cesio 137, cromo y níquel, debido a la industrialización del Magreb. Pero a lo único que aquí le tienes que prestar atención es a que el cesio 137 es un isótopo radiactivo al que solo le dieron importancia los medios cuando fue detectado en Francia. Puedes hacer la prueba buscando en Google "Cesio 137 Francia" y luego "Cesio 137 España". 


Llegados a este punto me acordé de Bill Gates y de su proyecto para tapar el sol lanzando a la atmósfera toneladas de un polvo, que según él iba a ser carbonato de calcio no tóxico. Suecia se negó a tal experimento.




A esta alturas ya deberías saber toda la gran mentira del Cambio Climático. No obstante, si por lo que fuese se te ha pasado leer otra gran entrada, te la dejo por aquí.


Si las renovables son la mentira más grande jamás contada en una comparativa frente a las nucleares, ya te puedes imaginar a donde iríamos a parar si nos tapasen el sol, tras la importante demonización que sufrió España con el fallido proyecto nuclear de Francisco Franco. Esto no es más que historia de nuestra nación, pero para ponerte en antecedentes, la CIA jamás tuvo interés en que España llegase a convertirse en una potencia nuclear. De ahí y del falso relato histórico de Chernóbil, España pasó a ser un país dependiente de una mentira europea encabezada por Francia, Alemania y Reino Unido.


Ahora es cuando os tenéis que remontar a hace dos años, cuando éramos cuatro locos contra el mundo señalando la cara oculta de Hunter Biden. Ahora es cuando os debéis preguntar porqué ningún laboratorio ha mostrado en televisión los resultados de un análisis químico de ese polvo. Ese mismo polvo que terminó siendo barro. Ese mismo polvo que nadie reseñó como siroco. Ese mismo polvo del que se señaló su radiactividad solo cuando se descubrió en Francia. Ese mismo polvo con el que Bill Gates quería tapar el sol.


Llamádme loco, pero España siempre ha sido y siempre será el laboratorio de Europa.
14.21 © , Contenido Original