Corrían demasiados años, pero una tarde tonta, casi vagabundeando por el anonimato que te ofrece la Capitol City de nuestra amada España, me encontraba solitariamente deambulando pensativo por uno de esos centros comerciales mastodónticos. No había tenido un buen día. No recuerdo realmente lo que me había pasado. Os lo juro. No es que no quiera contaros alguna desgracia, es que el tiempo ha borrado el porqué iniciático, pero ha dejado bien enmarcada la razón de este post. El caso es que no tuve uno de mis mejores días y en aquel paseo entristecedor, después de sorprenderme a mí mismo comiéndome unos sándwiches del Rodilla, se me ocurrió una de las mejores ideas que he tenido en mi vida.
A veces vivimos situaciones desagradables. En algunas compramos papeletas para ellas, pero otras nos vienen prácticamente impuestas. Es como si Dios a veces nos la pusiese botandito y no nos quedase otra que meterle un crujido de vicio a sabiendas de que es muy probable de que terminemos embarcándola. Sea como fuere, todos hemos tenido malos momentos, encontronazos, a veces con la familia, en el trabajo o con el vecino al que sabemos que vamos a tener que seguir viendo y coincidiendo en el ascensor durante años. Así que, cuando tengas un mal momentos de esos de los que te dejan un agrio retrogusto, no desesperes. Voy a darte la mejor herramienta para reprogramarla.
Imagínate que un día, por lo que sea, a tu padre se le va la pinza y en vez de callarte terminas entrando al trapo y, encendido por no poder soportar la idea de que diga tantísimas gilipolleces en tan poco tiempo, termináis alzando la voz lo suficiente como para darte cuenta en ese mismo momento que no te había merecido la pena contestarle. Imagínate que eso te pasó el 21 de octubre mientras comíais juntos a las 14:40 horas, en una mesa con cinco personas en el año 2023. Así que te sale esta combinación.
Números: 5-10-14-21-40 Estrellas: 2-3
Y eso fue exactamente lo que hice. Reconvertí mi mal momento en la remota posibilidad de ser millonario. Eché el Euromillón con la primera combinación en la que se me ocurrió reprogramar aquel mal momento y guardé mi boleto como si fuese oro en paño. Os aseguro que todo empezó a mejorar. Mi cerebro, en su ensoñación, comenzó a entender que aquel momento pudiese estar sembrado de utilitarismo puro y duro. Lo normal es que no te toque nada, pero os aseguro que alivia. O al menos a mí me funciona.
Imagínate que terminas siendo millonario porque discutiste con el tonto de tu hermano porque no te vacunaste del COVID-19. Imagínate que terminas siendo millonario porque no soportaste más la mala educación de tu vecino y le dijiste las verdades a la cara y la cosa se calentó tanto que os tuvieron que separar. Imagínate que te haces millonario por enfrentarte al capullo de tu compañero, al pelota de turno y le dijiste delante de otros compañeros que era un mierda. Imagínate que un día tonto la liaste con el coche haciendo una pirula y casi tiras a una moto, a un padre con su hija que iba circulando en condiciones y a pesar de pedirle perdón al momento el padre enfurece con razón y se te queda un mal cuerpo tremendo. Imagínate lo que te quieras imaginar, pero recuerda siempre esta técnica psicológica que te he dado desde lo más profundo de mi corazón.
Así que aquí vengo de echar el Euromillones.