El verano está siendo igual de caluroso que todos los años, pero sales a la calle y no paras de escuchar que el calor que está haciendo estos días no lo ha hecho nunca. El año pasado todos decían lo mismo. Y no dudéis que el año que viene también lo sigan diciendo. El ser humano es así. Fácilmente manipulable incluso en situaciones que él mismo es capaz de sentir en su propio cuerpo. Y esto lo extrapolas a interrogantes más complejos ya te puedes imaginar cómo podemos acabar. En fin. No tenemos remedio.
Hoy os vengo a hablar de lo que para mí es la democracia. Puede resultar sencillo, banal y aburrido de primeras, pero os aseguro que os voy a dar un punto de vista que no habéis ni leído ni escuchado en vuestra vida, por eso mismo estáis aquí. Por eso mismo volvéis aquí. Para casi todo el mundo la democracia es representativa cuando existen unas elecciones. Y si alguno se pone un poquito más conciso, terminaría redefiniendo que la democracia lo es cuando existen unas elecciones limpias. Eso es lo que suele pensar todo el mundo.
La democracia per se, más allá de sustentarse en una electoralidad cada cierto tiempo o en una representación parlamentaria, debe entenderse como el sistema político más acorde al equilibrio de la justicia. Es decir, un sistema político que sepa balancear de manera ecuánime todas aquellas situaciones que pudiesen terminar construyendo una injusticia, para a ser posible, llegar a evitarlas. Y de todas las injusticias que pueden darse por parte del Estado en cualquier democracia, la mayor de todas es la de terminar condenado a una pena privativa de libertad, a una cadena perpetua o a una pena de muerte siendo totalmente inocente. Así que permíteme que profundice en ello.
En Derecho Procesal Penal existe el denominado Principio de Igualdad de Armas, el cual implica que las partes en un proceso deben disponer de las mismas oportunidades reales para presentar sus argumentos, pruebas y alegaciones en condiciones que no les coloquen en desventaja frente a la parte contraria. Este principio no exige una igualdad absoluta de medios materiales o personales, sino una igualdad funcional o sustancial, es decir, que ninguna de las partes esté en una posición de inferioridad procesal injustificada que afecte su derecho a la defensa o a la contradicción.
Por ejemplo, no se menoscaba cuando alguien se presenta a juicio con un abogado de oficio y la otra parte con tres abogados del mejor bufete de la ciudad. Lo que sí lo menoscabaría es que una las partes tuviese todo el tiempo del mundo para mostrar sus argumentos y la otra parte solo tres minutos. De igual forma si un Fiscal tiene acceso a todo el procedimiento pero la defensa no tiene conocimiento previo de los testigos que van a declarar en su contra, se violaría este principio básico. Ahora trasladen esta idea a la democracia.
Cuando un gobierno concreto, de un color concreto, tiene que venderte una reforma fiscal que va en contra de los intereses de la clase media tienes a cuatro de los cinco principales medios de comunicación a favor de la misma. Sin embargo, te costará encontrar posiciones contrarias en lugares de similares audiencia. De esta manera el groso de la población no tiene el mismo acceso a una información que parece que le has llegado sin buscarla haciendo zapping cualquier tarde-noche desde el sofá de sus casas.
De la misma manera que en un juicio un inocente podría ser condenado, la sociedad termina condenándose a sí misma creyendo que como jurado tienen toda la información del proceso para dictaminar un veredicto desde una perspectiva amplia, cuando lo único que se les ha dado a conocer es la posición del fiscal o del abogado de la defensa.
Votar cada cuatro años no es más que legitimar la inexistencia de este Principio de Igualdad de Armas que nunca llega a darse, para que sea la propia sociedad la que termine aceptando sus propios errores y tragando las mimas decisiones que lo único que hacen es empeorar sus vidas y quebrar todavía más la verdadera brecha social que existe entre una élite política-empresarial y el resto de curritos que más o menos avispados vamos a convivir en la misma cola del supermercado.
Esta perspectiva que os muestro no es algo que me haya nacido ahora de manera espontánea. No es más que otra de mis ideas que llevan más de una década anidando en mi cabeza. La chispa que ha hecho que os venga a contárosla precisamente hoy es el vídeo que enlazo y os muestro entre estos párrafos. Por mucho que quieras llegar a imaginártelo, nunca encontrarás la manera de combatir en 1986 el poder de la televisión entrando en todos los salones de las casas bajo la influencia de Concha Velasco para venderte una subida de precios del 16% al son de sonrisas y ritmos caribeños. Como si te estuvieran meando en la cara mientras sonríes alocadamente. Lo que se dice un gol por toda la escuadra. Ahora lo ves años después y todo te parecerá una locura, pero a día de hoy se nos proyectas de manera subversiva las mismas estrategias.
Recuerda que los que vivieron los inicios de las guerras mundiales no llegaron a comprender que estaban viviendo precisamente lo que años más tarde se llamaría guerra mundial. Solo unos pocos somos capaces de saber definir lo que estamos viviendo en el momento en el que lo vivimos. Por eso Dios dividió el mundo en pastores y ovejas.