No hay que ser crítico de arte para saber que el nuevo retrato que ha presentado Casa Real es tremendante horrible. Una imagen sin sentido de composición, sin respeto a las líneas, que muestra a un rey oculto en entre penumbras y una reina empoderada vestida de Balenciaga que bien podría protagonizar la portada de Vogue. La autora es Annie Leibovitz y ha costado la friolera de 137.000€.
A primera vista parece un barco hundiéndose, una Casa Real cuyo peso recae en la figura de la reina, de la mujer abiertamente republicana que por vicisitudes del destino terminó casándose con un príncipe. Aun así, la perspectiva rectilínea mal llevada al díptico me hizo pensar que el objetivo utilizado no fue el correcto. Este tipo de perspectivas suelen nacer de que cuando se intenta forzar una lente ojo de pez. Así que hice el proceso a la inversa. Aquí te lo dejo.
Una vez obtienes la imagen te das cuenta que bajo el ojo de pez la composición cobra sentido, independientemente de la deformidad propia de la lente. El barco hundido desaparece y el peso visual ya no necesariamente recae sobre la figura de la reina. Lo último que me quedaba por probar era respetar la verticalidad de la obra original y tirar todas las líneas como siempre deberían haber estado. Aquí lo tienes.
Ahora el único error visible, muy de principiante, es la inexistencia de aire bajo los pies del rey, pero la composición comienza a cobrar su sentido más primario, que no deja de ser el de un retrato oficial. Claramente quiere mostrar dos mundos, la luz de una mujer y la oscuridad de un hombre. Ella en una temperatura cálida, él en frío. La ventana abierta hacia un futuro esperanzador frente al lúgubre pasillo tenebroso.
Esto me ha llevado a pensar que la autora pudo llegar a tomar la imagen con la lente incorrecta para una vez comprobada pasar la perspectiva automáticamente con un software de edición automático sin respetar las líneas de composición, como bien hace Adobe Lightroom tan solo pulsando un botón. Más allá de que esa sea la realidad, la intrahistoria que no vas a leer en otro rincón de todo Internet es que Annie Leibovitz es una mujer abiertamente lesbiana que solamente ha hecho moda, desinteresada por completo por la figura de cualquier hombre. La conclusión es muy sencilla. Ella no quería retratar a Felipe VI. Le daba igual. Hubiese disfrutado mucho más haciendo únicamente una portada de moda con la Reina Letizia para cualquier revista de renombre. Pero no lo vas a leer en ningún medio, porque la verdad sólo nos interesa a tres locos.
Es complicado entender cómo las instituciones más importantes de una nación tienen al enemigo dentro.