28/12/23

La pregunta que nunca te contestará un político

Hay dos situaciones que un político no quiere vivir jamás y, aunque en principio pueda costar creerlo, ninguna de ellas tiene nada que ver con la corrupción. Y cuando hablo de corrupción me refiero a que le pillen, está claro. El resto de casos, los no conocidos a la luz pública, son hechos inherentes a la cadena política. La corrupción no es más que la llave que abre las puertas. Sin ellas nadie tendrá nada contra ti. Es algo así como tu pasaporte. Y a veces incluso la propia llave. Pero centrémonos.

La primera situación que no quiere vivir jamás un político, sobre todo a nivel local, es la reubicación de familias de poblados chabolitas. Es un marrón de mucho nivel donde los teléfonos suenan cada cinco minutos buscando un bloque de pisos lo suficientemente alejado de todas las relaciones e influencias que posea la totalidad del consistorio. La idea es encontrar un solar donde construir un nuevo bloque de viviendas humilde que no termine por afectar a ningún amigo-familiar-compromiso de todos aquellos que puedan tener una fuerte influencia sobre la continuación del alcalde. Y eso, aunque también pueda costar creerlo, es prácticamente un imposible. Cuando no es el cuñado del dueño de la imprenta que lleva cuarenta años haciéndole la cartelería al ayuntamiento, te montan una asociación de vecinos afectados que te termina derrumbando la próxima campaña electoral. Por eso estos proyectos se llevan a cabo en momentos en los cuales sabes que va a entrar otro. Se firma hoy, en dos años ponemos la primera piedra y ya, dentro de otros tres que las encuestas dicen que vamos mal, que se lo coma otro.

La segunda situación afecta más a nivel nacional. Ningún político quiere vivir un motín en prisión. Al igual que en el anterior caso no tienes manera alguna de salir en positivo. Con las cárceles no vas a acertar nunca. Si eres laxo te comerá la mitad de la calle. Si entras duro te comerá la otra mitad de la calle. Es la excusa perfecta para destruirte, salvo que tengas comprados a todos los medios de comunicación. Ellos generan un relato y ya da igual lo que hagas. Tienes que ser mejor comunicador que político y en España los jefes de prensa son los encargados de vetar a otros compañeros, no es que estén precisamente ahí por su valía comunicativa.

Pero a pesar de todo esto, en ambos casos los políticos estarán muy abiertos a la comunicación y al diálogo. Harán ruedas de prensa y contestarán las preguntas que consideren más oportunas para favorecer su posición electoral. Digamos que sería la demostración en la que un político incluso es capaz de hablar, aun sin decir nada, en las dos situaciones menos favorecedoras de todas, tanto a nivel local como a estatal.

Eso sí, hay una pregunta que jamás te responderá un político. Algunos diréis que hay bastantes preguntas a las que no te contestará, pero os tengo que decir que estáis equivocados. Puedes insistirle lo suficiente a un político para que al final te termine contestando, para que te hable sin decir nada o, para que directamente te mienta. Sin embargo, la gran diferencia, es que solo hay una pregunta en la que ni te puede contestar nada, ni te puede mentir.

Nunca le preguntes a un político cuál es su plato favorito, porque como se le ocurra contestar uno, no va a parar de tenerlo diariamente en cada reunión, catering, acto o celebración. La conclusión es clara. Lo más importante para ellos es su propio estómago.
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