Aunque no seamos mayoría, al menos sí que parecemos más avispados que el resto, algo bueno tendría que tener que no te escuche nadie. Es como un virus, como una pandemia edulcorada que algún genio maligno a sabiendas quiso liberar abriendo sencillamente un bote infecto como si fuese un tarro de mayonesa. Da igual que lo veas porque no te pararás a observarlo. De hecho, da igual incluso que te lo cuenten porque tampoco te lo ibas a terminar creyendo. Al ser humano es más fácil engañarle que hacerle ver que le han estado engañando todo el tiempo.
Uno de los tantos objetivos del lobby LGTB no es otro que normalizar la pedofilia, concebir las relaciones amorosas y sexuales independientemente de la edad de ambos, clarificando las perversiones de un depravador como si fuese todo ello la base de una novela romántica, de un amor imposible. Lo explicaré brevemente para que ningún homosexual ajeno o no a la representación de estos luciferinos pueda sentirse ofendido más allá de lo que cada uno en su papel incorruptible de víctima plañidera quiera disfrutarlo. Veréis, el lobby LGTB no es representativo de toda la comunidad homosexual, de hecho tampoco es que lo venga siendo precisamente de ningún objetivo homosexual precisamente. El lobby LGTB no es más que un nicho de mercado influyente y poderoso cuya herramienta para conseguir sus fines no es otra que la falsa venta de la consecución de unos derechos ya adquiridos por la comunidad LGTB.
Este lobby, del que tú no formas parte por muy homosexual que seas, por muchas manifestaciones a las que vayas y por muy valedor de la causa LGTB que te creas, no deja de ser el Consejo de Administración de una gran empresa. Imagínate un órgano colegiado que se reúne trimestralmente para comentar el balance de mercado en lo más alto de las oficinas de un rascacielos, rodeados de mobiliario absurdarmente caro, sentados en sillas muy incómodas pero muy modernas a la espera de que una señorita mona les sirva una de esas tazas de café de una maquinita moderna de pastillas. En esta mesa hay responsables de marketing, socios de bufetes, empresarios, directores de prensa, sindicalistas y demás interesados en todo aquel yacimiento de donde poder sacar provecho. Como acabas de comprobar, en esta mesa hay de todas las etiquetas, menos precisamente homosexuales, más allá de que algunos lo sean o lo dejen de ser.
Ellos y no tú, homosexual ofendidito, ni tus amigos o amigas reivindicativas, ni el muro de tu Facebook, ni tus followers en Twitter, son los responsables de generar la estrategia necesaria, compatible con su rédito y vuestro engaño. Son ellos los que sacaron la funda roja VIH para iPhone, son los que casaron a los Lunnis, los que obligan por guion a que en primetime no paren de besarse hombres con hombres en programas de ambiente familiar de máxima audiencia, son los que promocionan la figura de modelos estéticos andrógenos, son los que les han planeado el nuevo diseño masculinizado de cejas a las mujeres, son quienes pagan las defensas jurídicas de FEMEN, son los que inundan los medios de comunicación con modelos de conducta y figuras homosexuales, son sencillamente, los que alzan cualquier patrón de conducta que rompa y destruya la institución de la familia tradicional.
De aquí, ya ahora, ofendidito, comprenderás que tú no formas parte del lobby LGTB porque al igual que la mayoría de seres humanos, incluido un servidor, no dejas de ser un don nadie, una herramienta al uso de cuarenta cabrones que te hacen creer más libre mientras te usan como arma arrojadiza para que termines viendo con buenos ojos, muy poquito a poco, las peores perversiones humanas. Ellos y no tú, son los que hoy día 26/06/2019 en el Telediario de TVE mientras nos pretendían informar sobre el tiempo y las oleadas de calor, nos han dejado esta imagen.
Se ve que al menos guardaron la diligencia suficiente como para no mostrar sus caras, no vaya a ser que la Fiscalía de Menores monte en cólera con aquello de la protección de la infancia y les termine diciendo algo a los responsables de los informativos de Televisión Española.
Por dignidad, el censurado en negro es propio. Al parecer ellos no tuvieron reparo alguno en mostrar a la menor de tal guisa. Imagino que esta es la nueva sociedad que tenemos, la que va pixelando las caras a los menores a la misma vez que legitima la pedofilia. Ahora sí que está en tu mano, ofendidito homosexual, legitimar estos actos con tu bandera.