Aquella misma mañana de los atentados las autoridades lograron aprehender una furgoneta Renault Kangoo sospechosa en los aledaños de la estación de trenes de Alcalá de Henares, de donde supuestamente partieron los terroristas su recorrido para sembrar el terror. Todo esto según la versión oficial ocurrió gracias a la información de Luis Garrudo Hernández, portero de la urbanización ubicada en la calle Infantado 5, muy cercana a la propia estación. Luis le comentó al presidente de la comunidad donde trabajaba lo que había observado y a su vez éste informó a la policía. La información transmitida a las autoridades era la de tres individuos que parecían extranjeros, portando uno de ellos una mochila, cubiertos en algunos casos dejando solo a la vista los ojos, se desconoce si con gorros o pasamontañas y bajando de dicha furgoneta.
Al igual que con la detención de Jamal Zougam vimos que todas las historias para ser creadas y creíbles tienen que tener un inicio. Este comienzo debe darse por verídico a los ojos de la amplísima mayoría y lo medios de comunicación tienen que hacer todo lo posible para que así sea y a partir de ahí comenzar a construir las suficientes distracciones como para que jamás nadie hable de cómo se inicio la historia. La idea es que cuando estés metido en todo ese enfangado jamás seas capaz de recordar cuál fue la puerta de entrada.
Durante las primeras observaciones en plena calle por las fuerzas actuantes se vio que el interior de la furgoneta se encontraba vacío, algo que pudo ser perfectamente corroborado cuando forzaron el portón trasero de la misma. Por una parte es lógico pensar que si los terroristas iban camino de cometer los atentados no iban a encontrar en ella precisamente explosivos, puesto que de llevarlos cargarían con ellos encima los tres individuos que se bajaron de ella. Lo que no tiene explicación alguna es que si esa furgoneta hubiese pertenecido a los mismos terroristas de los trenes la unidad de guías caninos no hubiese recogido signo alguno del traslado de los mismos en dicho vehículo. Estamos hablando que todo esto ocurrió sobre las 09:00 am y con la seguridad de que la Renault Kangoo no iba cargada con absolutamente nada se trasladó a las dependencias del Complejo Policial de Canillas donde sería examinada por la Unidad de Policía Científica.
Sobre las 19:00 se informa a la prensa de que en dicha furgoneta, ahora sí resultando bien asegurada dentro del Complejo Policial y alejada de ojos ajenos, se han encontrado nada más y nada menos que 61 evidencias dentro de ella, entre las cuales destacan una bolsa con siete detonadores, un trozo de cartucho de dinamita, una cinta de versos del Corán y diversas prendas de ropa de las cuales se pudieron sacar las pruebas de ADN que posteriormente servirían para incriminar a los islamistas.
"Fue cuando la Guardia Civil de Toledo, la que investigaba la mochila con explosivos encontrada en las vías del AVE el 2 de abril de 2004, preguntó al juez Del Olmo sobre la composición de la dinamita que se había localizado en la Kangoo y en Vallecas. El juez se enfadó y pidió explicaciones a la Policía. Juan Jesús Sánchez Manzano, el responsable del departamento de desactivación, se limitó a decir que habían incluido por error la palabra metenamina entre los componentes habituales de la dinamita."
Aquí tenéis el testimonio de una de las personas que se encontraba en ese mismo momento a pocos metros, dejando claro que los propios policías acudieron a un aviso y que pudieron comprobar que la furgoneta no tenía absolutamente nada, pero iba a ser trasladada para la búsqueda de huellas. Cabe decir que una vez forzada el portón trasero de la Renault Kangoo dicho interior quedó a vista de los allí presentes.
Todo esto hace pensar que la furgoneta fue allí colocada a sabiendas de que iba a ser implicada en algo que no tenía nada que ver. Evidentemente hubiese sido muy extraño que los propios policías se fijasen en ella porque sí, de pasada, cuando a efectos visuales exteriores no tenía nada extraño. Fue ahí donde entró la figura del portero Luis Garrudo Hernández. Al igual que en el caso para detener a Jamal Zougam basándose en la tarjeta SIM de un locutorio de la calle Tribulete en Lavapiés, ahora necesitaban fortalecerse con el testimonio de alguien ajeno totalmente a la corporación, una prueba humana que pueda testificar y verificar el inicio de toda la historia.
El portero pasó toda la tarde en Madrid declarando tanto para el Cuerpo Nacional de Policía como para la Guardia Civil y años después tuvo que sentarse como testigo durante el juicio. Aquí os dejo al completo su declaración, dónde básicamente una cantidad numerosa de abogados deciden preguntarle sobre las horas concretas y la descripción de aquellos individuos que él dijo ver bajar de la Renault Kangoo intentando relacionarlo o no con ciudadanos extranjeros.
Es evidente que cualquiera puede olvidar cualquier tipo de detalles, más cuando hablamos de algo tan impactante y el tiempo transcurrido es tan amplio. El problema viene cuando todavía unos años más tardes, tras el juicio, se inicio la Comisión de Investigación sobre el 11M con el único propósito político de poner entre las cuerdas a José María Aznar. Es aquí cuando de nuevo el portero Luis Garrudo Hernández tiene que volver a declarar y en su versión está muy empeñado en recalcar situaciones que jamás mencionó con anterioridad.
A su vez en relación a las dudas que suscitaban sus anteriores declaraciones con la incongruencia de identificar extranjeros a la misma vez que en su testimonio dejó bien claro que estaban tan tapados que sólo se les veían los ojos, le preguntaron lo siguiente:
P: "Usted dice que tiene la impresión de que alguno de ellos podría ser un extranjero ¿En qué basa esa impresión subjetiva?"
R: “Lo único que la policía me insistía, insistía, insistía muchísimo en si eran extranjeros. [...] Yo le dije que, inconscientemente, me parecían extranjeros, pero tampoco tenía lógica decir que eran extranjeros por el físico.”
Con anterioridad a estas preguntas comenzó nuevamente con su relato que decía así:
"Entre las 12:30 y la 13:00 es cuando abren, fuerzan, porque yo lo he visto, la puerta con una palanqueta, la parte trasera y oigo que había detonadores y unas cintas de vídeo."
Es la primera que dice que oyó que en el mismo momento de la apertura de la furgoneta existían evidencias. Y continúa:
"Sí, abrieron las dos puertas. Luego me enteré, pero no sé si fue ese día, que estaban debajo del asiento los detonadores."
Y le preguntan nuevamente:
P: "¿Usted oyó ciertamente que eran detonadores?"
R: "Que tenía detonadores la furgoneta."
P: "¿Y no pudo ser que eso lo oyera luego, por la tarde?"
R: "Creo que no, lo oí allí, seguro."
Su intención es intentar dejar claramente que antes del traslado de la furgoneta esta misma ya contenía las evidencias que luego se mencionaron, para evitar toda la montaña de dudas que generó el hecho de que apareciesen justo cuando estaba en las dependencias policiales. Como es lógico el portero no dispone de interés ninguno personal en que esto ocurra de este modo así que la siguiente pregunta estaba muy bien trenzada:
P: "¿Ha hablado usted con algún político antes de esta declaración?"
R: "No he hablado con ningún político."
Lo que luego se demostró que el diputado del PSOE Ángel Martínez Sanjuán preparó la declaración de Luis Garrudo y se telefonearon como luego el propio diputado del PSOE reconoció atribuyéndose una autorización del Presidente de la Comisión de Investigación del 11M a pesar de que el mismo Presidente desmintiese dicha autorización. Además toda la declaración del portero fue totalmente desmentida posteriormente por los mandos policiales.
Llegados a este punto sólo existe una pregunta; ¿Qué interés puede tener un miembro del PSOE en falsear un testimonio en una Comisión de Investigación sobre un caso en el que supuestamente el culpable de todo era el Gobierno de José María Aznar?
Con la mochila que apareció en Vallecas, prueba que muchos investigadores y periodistas consideraron falsa, se construyó la detención de Jamal Zougam. A su vez esta furgoneta sirve para continuar con las averiguaciones y situar dichas pruebas de ADN en el punto exacto donde interesaba. Una historia que se inició por dos caminos iniciales muy cuestionables. Sin embargo ambas situaciones se terminaron dando por válidas.
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