Europa es ese chiste común que se gasta miles de millones de
euros en aviones Eurofighter para tenerlos metidos en un hangar y seguir
mantenimiento los presupuestos en mantenimiento. Europa es quien pretende
mostrar el bullyng en las escuelas y todavía no ha aprendido que es ella misma
la gordita con gafas vapuleada en los recreos. Europa es quien se unió para acabar
con el demoledor ejército Nazi, quien firmó tratados que se cumplieron, quien
colocó líneas infranqueables de defensa, quien fabricaba armas para usarlas,
quien probaba cabezas nucleares para enseñarle al mundo dónde estaba. Europa es
la que va dando lecciones pero a la hora de la verdad mira para otro lado por
el puto complejo alemán de que alguien les vuelva a llamar nazis.
A los ojos de Alá somos un mísero hormiguero al que poder
escupirle de vez en cuando para ver como corremos despavoridos sin rumbo
alguno, esperando que algún Presidente le ponga luces a un monumento y nos
quedemos callados delante de un mar de rosas pensando que así a nuestros
muertos les abrirán antes las puertas del cielo.
Aquí tenéis la última vez que Europa fue algo grande. Todo lo que estamos viviendo ahora es la metástasis del marxismo cultural que triunfó en el viejo continente cuando los comunistas se dieron cuenta de que serían incapaces de plantar una estructura económica a su antojo. Nos ganaron la guerra por la puerta de atrás y con la luz apagada. Algunos a día de hoy, ni todavía se han enterado. No conquistaron territorios, conquistaron nuestras mentes.
Somos el pasatiempo de los radicales, sus dianas, su campo
de pruebas. Europa ha pasado de arrasar pueblos enteros en la búsqueda del Santo
Grial a dejarse cortar las cabezas dejando entrar a sus enemigos, ojo, a
sabiendas, por el miedo a qué dirán, pero al qué dirán de sus propios
compatriotas. Manda cojones. No hay más lecturas. Es un maldito infierno poner
la prensa y escuchar a todos esos periodistas acomodados contar siempre lo mismo. Las fotografían que ilustran las noticias parecen meros accidentes, casos aislados. El empeño para mostrar al mundo entero nuestros cadáveres se nos ha gastado en Siria. Parece que sólo mueren niños allí. Un jodido bucle infinito que como una máquina de desarrollo continuo comienza
de nuevo tras unos cuantos meses. Unos partidos políticos que están a la altura
de sus putas subvenciones, viviendo del cuento, pensando que mientras no me
maten a mí, o a mi hijo, me basta con hacerme la foto delante del ayuntamiento
con las manos pintadas de blanca, o ni eso.
Hay que ser muy hijo de la gran puta para dejarlo todo
siempre en el mismo punto. Son terroristas y ea, ya está todo dicho. Leí sobre
una Europa en donde el cielo ensordecía a sus habitantes protegiéndolos bajo las órdenes de unos mandatorios que no entraron precisamente a servir por un sueldo fijo.
Y no me refiero precisamente a nuestros ejércitos, ni a la puta OTAN que está más pendiente
de buscar en el mapamundi un país alejado de los focos de donde poder sacar
tajada. Me refiero a los altas cabezas pensantes, a la clase política, a las mesas
con botellitas de agua y bombones donde se deciden cuándo hay que soltarle
amarras a los portaaviones.
Es mucho mejor que el mundo lo dominen un par de potencias
occidentales antes de que haya cuarenta inútiles a los que les viene grande el
puesto dando voces en una reunión. Y no, no es comparable la resolución conflictiva
que puede aportarte un exmiembro de la KGB con todo su equipo de gobierno que
una física que posiblemente sepa mucho de ciencia y economía, pero no tiene ni
puta idea de hacía dónde llevar una nación de naciones.
Exteriores confirmará posiblemente la muerte de algún español, pero bueno, mientras no sea un familiar nuestro, nos dura la pena lo que dure el telediario. Claro, luego decimos ser europeos casi con orgullo, sobre todo cuando alguien pesca una de esas subvenciones de las que poder vivir quinquenios. Lo de reunirnos todos en una plaza y en silencio a ellos, a los terroristas musulmanes, les acojona vivo. Se les nota.