25/3/17

Las mujeres jamás serán libres por culpa de otras mujeres

El feminismo actual es la mayor basura ideológica que se ha plasmado en la historia de todas las civilizaciones. No deja de ser una improvisación diaria de contradicciones propias de niñas que parecen cursar la ESO. Si el hombre es un lobo para el hombre, no cabe ninguna duda de que la mujer es una auténtica zorra para la mujer.

Todas las campañas mediáticas de adoctrinamiento van dirigidas a cambiar la mentalidad del hombre, como si el desarrollo masculino nos hubiese llevado nuevamente a vivir en cuevas y tener a las mujeres atadas a la pata de la cama. Basan sus tranquilidades mentales en que no se hagan chistes machistas, no se generalice, no se hagan comentarios hirientes o no se sexualice su figura, cuando son ellas las que viven mayoritamente para gustar a otros hombres y sobre todo para superarse ante otras mujeres, son ellas las que se maquillan, las que se ponen escotes o para las que la industria desarrolla todo tipo de complementos para realzarles una figura que tengan o no desean mostrar cuando salen a la calle. 
  
Karembeu y Adriana
El hombre ha tenido siempre un mecanismo bastante simple de funcionamiento. No somos seres complejos y normalmente tenemos la habilidad de decir lo que queremos, lo que nos gusta y lo que nos apetece en el momento en el que lo sentimos. El hombre no vive para la mujer, de hecho no vive ni para el propio hombre, no vive para gustar. Nuestra mente colectiva no vive compitiendo, sería algo atronadoramente cansado y por ello cualquier hombre medianamente heterosexual no aguantaría ni dos días viviendo de cara a la galería.

El feminismo debería cambiar la puntería de su argumentario e ir dirigido a su propio colectivo, para que dejarán de pensar que si una amiga asciende en la empresa es porque va con buen escote a trabajar o para olvidarse de minar la despedida de soltera de la que dice ser su mejor amiga intentando por todos modos que se introduzca en la boca el miembro de aquel musculado que está bailando encima del escenario.


Entre otras cosas la mujer jamás será libre por culpa de otras mujeres, por culpa de otras actitudes muy colectivizadas y desarrolladas durante toda la vida donde la propia mujer vive acomodada siendo la mantenida de un varón millonario y poderoso. Es una opción muy respetable pero hay que entender que toda la sociedad vea esta posición como la de un juguete bonito que se compra con dinero, que se disfruta con dinero y que se mantiene como no, con más dinero todavía.

No me considero quién como para juzgar el amor que pueda llegar a sentir cualquier mujer por otro hombre mucho más mayor que ella y en cuya relación siempre el varón posee una cantidad ingente de patrimonio, pero al menos permítanme que piense que no todo sea un idilio de película.

José María Gil Silgado y María Jesús Ruiz


Donald Trump y Melania Trump


Summer Redstone y Malia Andelin


Bob Kraft y Ticky Noel Lander


James Goldstein y Amalie Wichmann


Hugh Hefner y Crystal Harrys


 Rupert Murdoch y Wendi Deng


Arévalo y Malena Gracia


Rodríguez Menéndez y Nuria Bermudez


Por cada caso a la inversa, por cada Ana Obregón con Darek la cultura popular puede sacarte decenas de estos que veis aquí sin tampoco rebuscar demasiado. Desde el comienzo de la vida humana el hombre siempre ha sido visto como el responsable de quien debe aportar alimento y seguridad a la familia y eso a día de hoy ha terminado cambiando a ser el cajero automático y el taxista de todas estas mujeres que viven felizmente siendo el florero de varones que en ocasiones bien podrían llegar a ser sus abuelos. Estaremos de acuerdo en que el amor es ciego, pero de tonto no tiene un pelo.


Me resulta ridículo ver a una sociedad casposa femenina reivindicando unos valores que su propio colectivo echa por tierra, pero eso sí, jamás dirigirse a ellas mismas en este ámbito en concreto, sin embargo en todos los demás las mujeres tienen que hacer sólo y exclusivamente lo que digan otras mujeres. Negativizan la posibilidad de un concurso de culos en una discoteca, están en contra de una campaña de marketing donde la mujer posa con fines sexuales o quieren compartir las tareas del hogar las mismas mujeres que jamás en su vida han planchado una camisa y viven a mesa puesta y mesa quitada. Tampoco he visto a ninguna quejándose porque le inviten a cenar o por no pagar la entrada en una discoteca. El feminismo tendría que ir dirigido a todas estas actitudes que dañan dolorosamente la figura que pretenden vender de la actual mujer trabajadora, independiente, libre y económicamente posible.                            


Una de las diferencias entre ambos sexos es que los propios hombres odiamos las figuras prostituidas de mantenidos cubanos a ejemplificar en Dinio o en cualquier otra pareja de vieja cabaretera que haya ido buscando latinos para pasarse por su pellejoso cuerpo. No obstante las mujeres encuentran un filón, una guía a tener muy en cuenta para terminar siendo la esposa de alguien y no una mujer en sí misma. Es como un proceso que bien podría verse en programas como Mujeres Hombres Biceps y Berzas, donde parece que Emma Garcia parece la madame de una ristra de aspirantes a prostitutas, donde una mujer -y también un hombre- soporta la industrialización del amor por ganar un par de miles mientras observa como su posible pareja se está besando con otras diez más. 

El feminismo es la vecina porculera capaz de entrar en tu casa a criticar la suciedad del bajo de tus cortinas cuando ella misma tiene toda la casa llena de mierda. El feminismo es quien critica a Cristina Pedroche por salir a dar las uvas con transparencias, cuando lo hace de una manera libre y cómoda. El feminismo es quien te dice lo que tienes que hacer, quien te coarta las libertades, quien te guía en cómo debes de ir vestida, es cómo debes responderle a la sociedad, es cómo tienes que comportarte. El feminismo te marca contra qué cosas tienes que ir en contra o contra cuales tienes que estar a favor. Ya tenéis quién os oprima, ya tenéis a quién pedirle permiso, pero podéis estar muy contentas todas, no os preocupéis, ya no será ningún hombre.


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