En todo pueblo hay un tonto. Mínimo uno. En este había varios, pero tonto tonto, lo que se dice un tío tonto, solamente él. La diferencia entre un tonto y un tonto tonto está en la maldad. El tonto puede ser tonto por múltiples razones, pero el tonto tonto es el que se ríe en alto para que se entere todo el mundo que te has caído con la bicicleta, el tonto tonto es el que intenta humillar a todo el que pueda, es el acomplejado gordo, muy posiblemente con gafas de mongolo, el que te raya el coche con las llaves, escupe en las barandillas para que te pringues la mano o se va inventando la muerte de la hija del churrero en un accidente de tráfico tras las fiestas del pueblo. Este tonto del que os voy a hablar lo tenía todo, además de la madre más puta de todas, improperio que jamás le dijo nadie, a sabiendas, ni en plena ebullición de la sangre, aun después de quemarle el pelo a una señora tras tirarle un petardo.